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Estamos pasando por tiempos difíciles. Los cines también lo notan y no se estrenan muchas películas «con pedigrí«. A veces, no hace falta. Pueden aparecer algunas joyas, cuando menos te lo esperas. Este es el caso de la estupenda «El artista anónimo«, que acaba de estrenarse en España.

La familia de un anciano galerista tampoco está pasando por un buen momento, las deudas acosan y los ingresos son bajos. Nada nuevo bajo el sol.

Un estudiante problemático, que no se porta demasiado bien en clase, tiene un buen fondo, pero de nada le sirve hasta que se reencuentra con su abuelo, el galerista, que tampoco se ha portado demasiado bien con los suyos.

El viejo egoísta es capaz de ver en un cuadro lo que no se ve, o lo que otros no ven, con la sabiduría de los años de oficio y porque adora lo que hace. Y piensa que esa sabiduría le puede ayudar a superar sus problemas económicos.

Al muchacho le basta una motivación, la aparición de un proyecto con un cierto objetivo, aunque sea económico, para ponerse a trabajar y descubrir sus propias capacidades.

Es difícil hablar en tan poco tiempo y tan bien de los grandes problemas de nuestra vida cotidiana.

EL cine, una vez más, espejo de nuestra sociedad

Vemos reflejadas con toda su crudeza la ignorancia, la maldad y la incompetencia. Todas ellas pueden hacer mucho daño y muchas veces ni si quiera se pueden identificar.

Sin embargo, el confiar en personas extrañas que nos pueden hacer mucho daño no está reñido con hacerlo con otras a las que damos confianza y la merecen, aunque fallen. En algún momento hay que fiarse de alguien.

El hecho se desarrolla en Finlandia, pero cada vez tengo más claro que no existen diferencias de carácter básico en las sociedades europeas.

Vemos los mismos problemas y miedos, las mismas maldades, quizás atemperadas o reforzadas en función de la riqueza de cada país.

Una gran película

En este blog suelo tratar de aspectos relativos a la educación, por eso hablo de películas que considero que podrían calificarse de cine educativo, como en su día hablé del niño que domó el viento.

Y «El artista anónimo» es una película ideal para niños y jóvenes. Pero va mucho más allá de la etiqueta de cine educativo.

El joven de esta historia tiene al mejor maestro posible, le habla de la dura vida real, de la necesidad de ser un buen vendedor y le dice el secreto de cómo ganar dinero, lecciones para desembarcar en el mundo real.

Pero también le explica lo que cuestan los cuadros en función de la pasión con la que fueron pintados: “Hay que haber vivido mucho para pintar este cuadro”, le dice al muchacho en un momento de la película.

«El artista anónimo» es cine con mayúsculas, cine que todo el mundo debería ver, porque es bonito, porque habla de la confianza y de sus fallos, de la maldad, de la amistad, de la belleza del arte, de los artistas que son capaces de mostrar su alma a través de sus obras y de aquellos que son capaces de percibirla.

(foto de cabecera: pixabay)