Llevo algo más de cuatro años en la academia y el último ha sido difícil, como para casi todo el mundo. Varios meses cerrados, haciendo el cambio a internet, cuando ha sido posible. Los efectos negativos de la pandemia se han hecho notar también en el rendimiento de los alumnos.
Pero también hemos aprendido cosas. Por ejemplo, a usar una tableta gráfica (que había comprado hace más de 10 años y nunca había utilizad) o a dar clases por internet de manera eficiente. En la siguiente fotografía podéis observar una de las primeras pruebas que hice. Poco después ponía en marcha un método mejor, que permite que el alumno no se dé cuenta (casi) de que la clase es por internet.

Parece que no iba desencaminado cuando, en una entrada anterior, hablaba de 6 meses para el final de la pesadilla. Pero cuidado, ya sabemos por experiencia que en este tema no se puede sacar pecho.
Aunque la pandemia esté tocando a su fin, sus efectos van a ser muy graves y de todo tipo. Y uno, muy importante, es el que se ha producido en la formación de los alumnos, algunos de los cuales no están asistiendo a clase varios días a la semana.
De clases por internet a presenciales y semipresenciales
Algunos de los alumnos que vienen a la academia van a clase 2 días una semana, 3 días la siguiente. Los días que no van, el control y seguimiento tiene que ser muy complicado, casi inviable para los profesores. Además, la materia que se imparte se va a ver reducida. Es evidente la desventaja de estos alumnos con relación a aquellos que van todos los días a clase.
A esa menor cantidad de materia se une la falta de continuidad en el trabajo que supone el ir todos los días a clase. Y se nota demasiado en los jóvenes, que no son culpables si en lugar de ampliar espacios decidimos reducir el número de clases para garantizar la distancia de seguridad.
Algunos efectos de la pandemia
Recuerdo que la pandemia comenzó a mostrar su lado más duro el pasado marzo de 2020, es decir, estamos acabando el segundo año lectivo en pandemia. Por ello, es posible ver los efectos del año pasado (en el que se perdieron meses de clase) en el nuevo curso académico, que está próximo a acabar.
Estas son algunas de las situaciones con las que me he encontrado:
- El alumno que iba regular o bien todos los años y este año ha dado un bajón. Es uno de los comentarios más habituales de los padres de alumnos
- Alumnos que parten de un nivel muy bajo en una asignatura que cursaron el año anterior. Al final la situación no suele ser tan dramática, pero hay que resolver las deficiencias existentes.
- Imprecisiones en aspectos básicos del álgebra (por ejemplo, despejar bien la incógnita de una ecuación), derivados principalmente de la falta de práctica continua
- Tranquilidad o excesiva relajación. Aunque se podría analizar si esto es bueno o malo en una sociedad que se pasa el día corriendo, a veces sin metas claras. Pero eso es otra historia.
- En los cursos de primer año de carrera he visto carencias básicas, sobre todo en el bloque de las integrales (matemáticas), que es el último tema que suele verse en segundo de bachillerato.
A pesar de la situación complicada y de estos hechos, todo tiene solución.
En primer lugar, los estudiantes tienen toda la vida por delante y es muy probable que los trabajos a los que podrán optar en el futuro ni siquiera existan en la actualidad. Por lo tanto, tienen tiempo de aprender.
En segundo lugar, cuando recibe un poco de apoyo y de motivación, el rendimiento del estudiante enseguida aumenta . Ahí entra la labor de los profesores, que muchas veces están desbordados, y la propia labor de academias de refuerzo como Aula Aglaia: cuando hablo de un aumento del rendimiento, lo digo con conocimiento de causa.
Efectos de la epidemia en el camino a la universidad
La incidencia de la epidemia en el año 2020, con varios meses de clases perdidas y otros meses de clases a través de internet, cuando nadie estaba preparado para ello, hizo que los exámenes de acceso a la universidad del año 2020 fueran más sencillos. Así, se permitió elegir entre todas las preguntas (a diferencia de las dos opciones a elegir, en cada una de las cuales había preguntas de todos los bloques estudiados durante el año). Por supuesto, esta reducción de la dificultad era un acto de justicia para no penalizar todavía más a los estudiantes.
Este año también se va a seguir con el modelo de examen más sencillo.
Lo que es un hecho es que, debido a las circunstancias actuales, no ha sido posible desarrollar con la debida profundidad el temario y eso produce carencias que se van a notar en la Universidad el primer año.
Una propuesta desde Aula Aglaia
Ahora más que nunca, resulta interesante el refuerzo de algunas asignaturas para cubrir las deficiencias acumuladas durante estos meses.
Ante la conveniencia de ir preparado el próximo año, puede ser interesante asistir a algunas clases de refuerzo a partir de julio y hasta septiembre. Para estudiantes de ESO y 1º de Bachillerato. Esta es nuestra propuesta: Refuerzo en verano.
También hemos pensado en aquellos que van a hacer carreras técnicas: reforzar el área que más van a necesitar cuando comiencen, el cálculo diferencial e integral, de aplicación en cualquier carrera de ciencias. Haz clic aquí: preparación para las clases de la universidad.
(Foto de portada: coyot, pixabay)