«Las leyes de la termodinámica» parece un título amenazador. Sin embargo esconde una comedia romántica aderezada con bastante física, una cosa bastante extraña. Y atrevida. Resulta interesante que un cineasta español (Mateo Gil) haga experimentos tan complejos.
Las leyes de la termodinámica: una comedia con mucha física
¿Pueden los sentimientos humanos estar gobernados por frías leyes físicas? ¿Puede un director de cine tomar las leyes de la termodinámica y, jugando con ellas, construir una historia de parejas de lo más clásico?
A principios del siglo XIX, Laplace, llevado por la euforia de las leyes de la mecánica de Newton, sentó las bases del determinismo. Si un ser (el demonio de Laplace), conociera la situación de todas las partículas del universo, mediante las leyes de Newton podría determinar lo que iba a suceder en cada momento. El destino estaría prefijado de antemano.
Un siglo después aparecieron indicios que hacían ver que esto no era tan fácil. De hecho, se demostró que el determinismo físico no era posible: llegó la mecánica cuántica y con ella, el principio de incertidumbre de Heisemberg.
No importan ahora los detalles, sólo decir que toda la evolución de la física, desde Newton hasta la mecánica cuántica aparece reflejada en la película. Esta no es sino un viaje a través de la física, utilizando como excusa una relación de parejas.
Por mi parte, utilizaré también la película como excusa para hablar de los movimientos relativos.
Un ejemplo de mecánica newtoniana
Hay un brillante ejemplo de movimientos relativos y composición de movimiento en «Las leyes de la termodinámica», que en algunos momentos parece una clase de física. Voy a hablar de él. Uno de los personajes (A) está bailando en el piso superior de un autobús. Lo acompaña su novia (B). En el exterior, en el suelo de la plaza está su amante (no se ve en el esquema). El bailarín cae del autobús y la película relata y dibuja la trayectoria que sigue en su caída. Desde dos puntos de vista:
- cómo ve la caída su novia (B) que está en el autobús, una caída recta hacia abajo (dibujo de la derecha)
- cómo ve la caída su amante que está fuera, una caída parabólica, puesto que el autobús se mueve
Este es el esquema simplificado:
Tanto B como la persona que está viendo la escena desde el suelo ven que A llega al mismo tiempo. Como el camino en ambos casos es distinto, la velocidad que mediría cada uno es distinta. Será mayor la que ve el observador que está parado puesto que el tiempo es el mismo y la distancia es mayor. El movimiento de A es una composición de movimientos: uno uniforme hacia la derecha y otro acelerado hacia abajo. Ambos, además de garantizar un buen trompazo, dan lugar a una trayectoria parabólica.
En el esquema que he hecho, ni Chimo Darín (A) ni Vicky Luengo (B) salen muy favorecidos como rectángulos. Sin embargo, en la película el ejemplo aparece incluso con las trayectorias. Es muy recomendable para cualquier estudiante (y no estudiante). Divertida y muy interesante.
(Fotografía de portada: Geralt, pixabay)