«Yo soy del siglo XIX» decía mi abuelo ya hace muchos años. Nació en el año 1900 que, en efecto, fue el último año del siglo XIX y no el primero del siglo XX.
Y es que, cada vez que llega un año que acaba en cero, muchos celebran la llegada de una década nueva, cuando quedan todavía 365 días para dejarla (vale, uno más si es bisiesto, puestos a ser rigurosos).
Que sea el primer año de la década o el último no es demasiado trascendente. Al fin y al cabo se podría cambiar el origen del sistema de medida. No creo que exista intención de hacerlo y no es necesario.
Una historia muy distinta fue la del año 2000. También se celebró como la llegada del nuevo milenio (luego se volvió a celebrar en 2001), pero sirvió para promover uno de los mayores negocios de la historia. El famoso efecto 2000 (y2k en inglés, o «guay-tu-key«). Pero eso, como digo, es otra interesante historia.
¿Por qué 2020 no es el primer año de la década?
Desde mi punto de vista, la pregunta se puede responder de forma sencilla sin más que tener en cuenta que nunca ha existido un año 0. El primer año con 365 días fue el año 1.
Como todos sabemos, en occidente el punto de referencia es el nacimiento de Cristo. Desde ese momento empezó a correr el año 1, no el cero. Por lo tanto, habrían transcurrido diez años completos el 31 de diciembre del año 10. El año 10 sería el último año de la década. Espero que esta imagen ayude:

Extrapolando, se deduce con cierta facilidad que los años que acaban en 0 son los últimos de la década/siglo/milenio. Otra cosa es la importancia o no de que esto sea así, como decía antes.
Al fin y al cabo el número con el que identificamos un año no define su importancia sino los hechos que se dan en ese año, cómo nos va la vida mientras la Tierra da una vuelta completa al Sol.
Espero que este año, equivalente a todos si hablamos de un número, sea el mejor en contenido, que es lo que importa.
Os deseo un Feliz 2020.
(Imagen de portada: Gellinger, pixabay)