Hacía ya unos cuantos años que no me acercaba al Museo de las Ciencias de Valencia. Siempre es recomendable esta visita, en el incomparable marco de la Ciudad de las Ciencias.
Distribuido por secciones, el museo está enfocado al aprendizaje didáctico y práctico. El visitante, niño o menos niño, puede practicar con los experimentos.
Experimentos y ciencia
Así, podemos comprobar la ley de la inercia de Newton, los nuevos conceptos de la gravedad, entendida como una modificación de la geometría del espacio y experimentos donde podemos probar con olores, con el sonido, la flotabilidad de los cuerpos y un largo etcétera.
Destaca la sección dedicada al planeta rojo, Marte, donde aparecen maquetas de rovers a tamaño real. Desde la primera vez que fui, han ampliado toda la sección dedicada al espacio. Hay también una maqueta de la ISS.

Quizás la sección con más carga científica y más rigurosa es la dedicada a Santiago Ramón y Cajal. Todavía recuerdo la serie que protagonizó Adolfo Marsillach, que se puede ver completa en la web de RTVE.
En una época muy difícil en España, Ramón y Cajal destacó no solo por su manera de hacer ciencia sino por su forma de entender las relaciones con la comunidad científica. Esto le permitió darse a conocer y, en última instancia, sumando su enorme mérito científico, ganar el Premio Nobel.
Un apasionante taller de electricidad
El día de la visita, pudimos disfrutar de un taller de electricidad muy bien preparado. Resultaba muy espectacular. Una garantía de éxito. Espero que a alguno de los niños presentes le haya entrado el gusanillo de la ciencia y la tecnología para sus futuros estudios.
Presidían la sala las fotografías de Franklin, Faraday, Tesla y Edison.
Vimos un generador de Van de Graaff, del que siempre se pueden sacar interesantes chispas. También se hicieron experimentos de inducción magnética que permitían lanzar aros metálicos e incluso ver los efectos de nitrógeno líquido sobre la conductividad en los metales.
El taller finalizó con la muestra de una bobina de Tesla. En esta parte nos permitieron grabar y sacar fotos. Los cientos de miles de voltios generados daban lugar a esto:
Puesto que la construcción era lo que se llama una jaula de Faraday, no había ningún peligro.
Un par de notas de cine para los interesados: en «El truco final» de Christopher Nolan, aparecen Tesla (interpretado por David Bowie, nada menos) y su bobina. Es una estupenda película. Y se va a estrenar próximamente «La guerra de las corrientes«, donde se libra la batalla entre la corriente continua y la corriente alterna. Como sabéis, ganó esta última, aunque su principal valedor, Nikola Tesla, murió en la pobreza.
Algunos comentarios finales
Hace años, cuando estuve por primera vez, creo recordar que había azafatas que explicaban los fundamentos del experimento que estabas viendo.
Por ejemplo, en el experimento de la primera ley de Newton es difícil que alguien se dé cuenta de lo que está viendo. Es una superficie circular agujereada. Por los agujeros sale aire. Hay unos discos que se pueden lanzar y giran muchas veces sin pararse. El aire que sale reduce el rozamiento; si no lo hubiera, los discos dejarían enseguida de moverse.
Es decir, no estaría de más incrementar el personal de apoyo para la explicación de algunos montajes.
Había experimentos que estaban averiados, aunque la situación general era correcta. Vale la pena pasar unas horas en el museo e, independientemente de la edad, disfrutar todo lo que se pueda:
